Oh Dios, de mi alma, sé Tú mi visión,
Nada te aparte de mi corazón.
Noche y día siempre yo pienso en Ti,
Y Tu presencia es luz para mí.

Sabiduría, sé Tú en mi ser,
Quiero a Tu lado mi senda correr;
Como a Tu hijo amado me tienes Señor,
Siempre morando en un mismo amor.

Riquezas vanas no anhelo, Señor,
Ni el vano halago de la adulación;
Tú eres mi herencia y Tú mi porción,
Rey de los cielos, tesoro mejor.

Oh Rey de gloria, del triunfo al final,
Guíame al cielo a morar en Tu hogar;
Luz de mi alma mi dueño y Señor,
En vida o muerte, sé Tú mi visión.