Oh gran Dios altísimo, reina en mi corazón;
Sé Tú el dueño de mi ser, vence toda rebelión.
No haya vicio ni maldad, ante Ti, oh Santo Dios;
Me has comprado por amor, ¡Hazme Tuyo, oh Señor!
Mi pecado me cegó, no escuchaba yo Tu voz;
Ignoraba Tu amor, me alejé de Ti, Señor.
Mas Tu Espíritu me dio vida y Tu Palabra obró;
A Tu Hijo conocí, Su evangelio me salvó.
Ahora ayúdame a vivir, de tu gracia depender;
Guarda mi alma y corazón, del maligno líbrame.
Digno de mi adoración, Tuyo es todo mi existir:
Oh gran Dios altísimo, glorifícate en mí.